Era siempre el mejor en todo lo que intentaba. El más fuerte, el más rápido, el más listo. Admirado por los demás aspirantes a caballeros y no pocos de sus maestros, deseado por todas las damas de la corte. El mejor jinete, letal con la espada. Iba al encuentro sereno y confiado.
Para ambos fue una sorpresa descubrir que el más pequeño y débil de los dragones es mucho más fuerte y veloz que el mejor de los caballeros.
(Uno de ellos no tuvo mucho tiempo para sacar partido de tan importante lección).