En lo más alto de su altísima torre (muy por encima del nivel de las nubes), el Mago más sabio y poderoso del mundo se mesa pensativo la larga barba blanca. Su rostro refleja una profunda concentración, y lleva horas sin moverse.
¿Qué transcendental enigma ocupa su mente preclara? ¿Qué misterio insondable trata de resolver? ¿Se trata acaso de uno de los siete enigmas que abre la séptima puerta que da acceso al séptimo círculo del poder arcano?
El Aprendiz se muerde las uñas, impaciente por compartir el glorioso descubrimiento que sin duda su Maestro está a punto de realizar.
(Hoy, la muchacha nueva que ha entrado en el servicio de cocina ha puesto una flor en la bandeja del desayuno; al anciano, esa flor le ha recordado los prados de su aldea natal, donde de niño jugaba con la hija del molinero; ¿Qué habrá sido de ella? Tenía una preciosa sonrisa... Lleva todo el día perdido en sus ensoñaciones, sin poderse concentrar; sin duda, se está haciendo viejo...).
