Cruzó el paso de las Montañas del Fin del Mundo, ese cubierto por nieves perpetuas y siempre azotado por el Viento del Norte.
Atravesó el Bosque Negro, donde acechan mil peligros y nunca llega la luz del Sol.
Penetró en la Boca del Infierno, bajó hasta lo más profundo venciendo a trasgos y cosas peores. Se enfrentó al Demonio Guardián en una partida de cartas en la que tuvo que jugarse su alma.
Por fin, penetró en la Cámara Secreta y descubrió tesoros imposibles de imaginar.
Pero nada de eso llena ese hueco en su interior.
(Tendrá que seguir buscando).