Caminando por la luz

Camina por la luz, muy sonriente.
Saludando amable a la buena gente.

Nadie se da cuenta que es un juego de espejos.
Que lo que ven es sólo un reflejo.

Que es en la oscuridad donde su alma habita.
Oscuros los deseos que en su corazón palpitan.

Está todo oculto, muy bien escondido.
En el lúgubre fondo de un rincón prohibido.

(Y aunque su comportamiento sea siempre intachable,
Siempre la sonrisa y la palabra amable,
Sabe que hay rincones de su alma
Donde no llegará nunca esa luz bajo la que anda).

Pensamiento profundo

No hay nada peor que descubrir que no estás a la altura de tus sueños.

(Por eso tanta gente no se atreve a perseguirlos).

El enemigo

El enemigo es siempre bastante más listo, mucho más duro y hasta más guapo. Sabe cómo manipular a los demás para que actúen a su favor. Siempre tiene la respuesta adecuada en cada situación.

¡Cómo le odio cuándo me mira con ese brillo malicioso en los ojos y esa sonrisa displicente!

(Desde el otro lado del espejo).

Casi

La melodía era pegadiza, aunque resultaba un poco plana.
La letra era ingeniosa y de rima agradable, pero al minuto de haberla oído no recordabas nada.
Tenía una buena voz, y tocaba bien, aunque no daba la impresión de poner toda su alma en ello.

Casi podía haber sido una gran canción.

(Pero eso no basta...).

Lo desconocido

Supón que supieras que, si los pronunciases en voz alta, tus más secretos deseos (los que a veces no te confiesas ni a ti mismo, no importa lo locos ni imposibles  que sean) se harían realidad.

¿Lo harías? ¿O acaso te daría miedo descubrir ese lado de ti?

(No, no; tú no hace falta que contestes, que ya sabemos lo que vas a decir).

Cuestión de principios

No es que no fuera hombre de principios...

Pero siempre se le dieron mucho mejor los finales.

(Exceptuando los finales felices).