El enemigo es siempre bastante más listo, mucho más duro y hasta más guapo. Sabe cómo manipular a los demás para que actúen a su favor. Siempre tiene la respuesta adecuada en cada situación.
¡Cómo le odio cuándo me mira con ese brillo malicioso en los ojos y esa sonrisa displicente!
(Desde el otro lado del espejo).