11 ene 2013

Perro y Lobo

El Primer Perro y el Primer Lobo eran hermanos, y juntos vivían felices. Pero, un día de primavera, llegó el Hombre.

Era un mal vecino que pensaba en sí mismo como en el dueño de la creación, y en seguida quedó claro que ante él no iba a ser posible permanecer indiferentes.

Perro y Lobo hablaron largamente sobre cómo tratar la amenaza, pero no pudieron ponerse de acuerdo. Finalmente, Lobo se marchó una noche de luna llena.

Perro se adaptó al Hombre. Normalmente le tratan con cariño. Duerme caliente y siempre tiene qué comer (salvo cuando el Hombre se enfada; al fin y al cabo él es el Amo...).

Lobo se refugió en el monte, y formó una manada. Nunca está solo y siempre se apoyan unos a otros (salvo cuando alguno de los más jóvenes le desafía; pronto alguno le vencerá y él tendrá que marcharse), pero la vida es difícil. A menudo pasan frío y la caza es escasa.

Algunas noches de Luna Llena, Perro añora vivir libre como su hermano. Sueña con ser su propio dueño y hasta se le escapa algún aullido melancólico.

En las noches más frías, Lobo se aventura cerca del poblado y, mientras mira titilar la hoguera, se pregunta si el precio de la libertad merece realmente la pena.