Día 1: ¡Qué a gusto se está aquí!
Día 2: Mira que me está dando pereza ponerme con ello...
Día 3: El fresquito, la música... ¡Otro mojito, por favor!
Día 4: El caso es que empieza a remorderme un poco la conciencia, pero es que se está tan bien.
Día 5: Tengo tanto que hacer que me estoy agobiando. Lo mejor será relajarme un poco primero.
Día 6: Voy a pensarme un poco cómo organizarlo y por dónde empezar.
Día 7: ¡Ostras! ¡Que había quedado en tener el mundo acabado para hoy y todavía no tengo nada! A ver: hágase la luz...
(Y así quedó).
