20 nov 2013

Perderse con estilo

Cuando arrecia la tormenta (a veces llueven hasta piedras) no sale corriendo, ni busca refugio en un soportal.

Su reacción es siempre la misma: aprieta los dientes y sigue caminando, con paso decidido pero al mismo ritmo.

(Nadie que le viera diría que en realidad no tiene ni idea de a dónde va).