30 dic 2015

Autómata

El piloto automático de su cabeza funciona perfectamente. Ofrece todas las funciones, y las hace todas a la perfección. Es casi imposible distinguir cuándo es él el que dirige y cuando no.

(Casi; alguien que sepa lo que está buscando, alguien a quien de verdad le importe, notará que falta ese brillo en los ojos, ese temblor apasionado en la voz, ese calor en el abrazo).

Pero se ha dado cuenta de que, de un tiempo a esta parte, al piloto automático le cuesta ceder el control. El botón de apagar no le funciona muy bien.

Se pregunta si, cuando se averíe del todo, alguien se dará cuenta.