11 ene 2016

La lección

Todavía sigue luchando de la misma manera, pero nota en la boca ese regusto amargo que sabe que es el sabor de la derrota. La desesperación le susurra al oído y siente la tentación de rendirse. No importa que lo de todo. No hay esperanza.

Pero entonces recuerda esa lección, casi la única que la vida le ha dado, y ya no parece tan dura la derrota, y ve que no hay motivo para desesperar.

Sonríe y sigue luchando contra el ejército de gigantes. Que sigan viniendo, si se atreven.