Todavía sigue luchando de la misma manera, pero nota en la boca ese regusto amargo que sabe que es el sabor de la derrota. La desesperación le susurra al oído y siente la tentación de rendirse. No importa que lo de todo. No hay esperanza.
Pero entonces recuerda esa lección, casi la única que la vida le ha dado, y ya no parece tan dura la derrota, y ve que no hay motivo para desesperar.
Sonríe y sigue luchando contra el ejército de gigantes. Que sigan viniendo, si se atreven.
Pero entonces recuerda esa lección, casi la única que la vida le ha dado, y ya no parece tan dura la derrota, y ve que no hay motivo para desesperar.
Sonríe y sigue luchando contra el ejército de gigantes. Que sigan viniendo, si se atreven.