Todos los niños tienen miedo de los monstruos que habitan en la oscuridad. Por eso, algunos duermen con la luz encendida, y otros lo hacen con un osito de peluche.
Ella, una niña como las demás, también tenía miedo a la oscuridad. Tanto miedo que no podía dormir. Pero no veía ningún sentido a esas cosas que hacían los otros niños. ¿De qué iba a servirle un osito, si la atacaba un monstruo?
Pero algo tenía que hacer, así que fue a aquella librería tan siniestra y convenció a aquel viejo malencarado de que le prestara el libro. Y leyó, y leyó, y aprendió. Aprendió tanto que no tuvo que devolver el libro (nadie ha vuelto a ver al viejo malencarado desde entonces).
Ahora, un Demonio Mayor del Cuarto Círculo vela su sueño cada noche, y ella por fin duerme tranquila. Ahora son los monstruos los que tienen miedo de la oscuridad.
(Está pensando comprarse un osito de peluche; son tan suavecitos...).
