18 ene 2018

Ganas de pelea

Está recibiendo una paliza tremenda. Los golpes se suceden en una lluvia continua. El público ha enmudecido, sobrecogido, y en su rincón están pensando si arrojar la toalla. Arrastrando los pies, con la guardia baja y la mirada perdida, empieza a tambalearse.

Pero, de pronto, sus ojos se enfocan y sus labios amoratados se abren en una sonrisa provocadora. Sus pies de nuevo bailan ágiles y ahora contraataca, respondiendo a cada golpe.

Mira a los ojos al destino y le dice que aún tiene ganas de pelea.